El sacerdote asesinado en Utrera en la guerra civil sube a los altares como beato

El sacerdote asesinado en Utrera en la guerra civil sube a los altares como beato

Miguel Borrero Picón, que actualmente se encuentra enterrado en la parroquia de Santa María, falleció en 1936 y está reconocido como mártir

El 26 de julio de 1936 era asesinado en Utrera el sacerdote Miguel Borrero Picón, reconocido como mártir por parte de la Iglesia tras perder la vida en el marco de la persecución religiosa con motivo de la guerra civil. Ahora ha subido a los altares, una vez beatificado en una ceremonia celebrada en la catedral de Sevilla.

En aquel momento ejercía como vicepárroco de Santa María de la Mesa, donde actualmente se encuentra enterrado, concretamente en las dependencias de la hermandad sacramental. Una reliquia suya –una vértebra- ha sido recuperada de la tumba e introducidas en una arqueta del tesoro de la catedral, junto a los restos de otros mártires también beatificados en el mismo acto. La fecha asignada a los nuevos beatos, al igual que al resto de mártires de la persecución religiosa en España, será la del 6 de noviembre.

El cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y enviado papal para este acontecimiento, ha presidido dicha celebración, junto al arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz; y los obispos auxiliares de Sevilla, Teodoro León y Ramón Valdivia. Además, también ha participado el nuncio apostólico en España, Bernardito Aúza, y han concelebrado los obispos de Canarias, Huelva, Córdoba, Cádiz y Ceuta, Asidonia-Jerez, Almería, el auxiliar de Madrid, y una amplia representación del clero diocesano.

Más de 2.500 personas participaron en una eucaristía tras cuyo acto penitencial se desarrolló el rito de la beatificación. El arzobispo de Sevilla pidió que se procediera a la beatificación; el postulador de la Causa, fray Alfonso Ramírez, dio lectura a las circunstancias del martirio; y, a su término, el cardenal Semeraro leyó la carta apostólica, fechada el pasado 8 de septiembre, en la que el papa Francisco inscribe en el libro de los beatos a los siervos de Dios que dieron su vida en defensa de la fe.

El siguiente paso de la liturgia fue la procesión con las reliquias de los nuevos beatos, portada por alumnos del Seminario Metropolitano y del Redemptoris Mater. Al respecto, se han podido recuperar las reliquias de ocho de los veinte mártires. Este momento coincidió con el descubrimiento de los dos tapices, a ambos lados del altar del Jubileo, en el que se muestra a los nuevos beatos. Estos tapices, como el cartel de la beatificación, es obra del pintor Juan Palomo Reina. El descubrimiento de los tapices estuvo acompañado por el aplauso de la asamblea y el repicar de las campanas de la Giralda.

Miguel Borrero Picón nació en la localidad onubense de Beas el 6 de diciembre de 1873. A Utrera llegó en 1923, tras ser nombrado vicepárroco el 26 de febrero de ese año. Con 52 años de edad, este presbítero fue detenido el 19 de julio de 1936, por interesarse por varios detenidos, entre ellos el sacerdote Antonio Ulquiano, que ejercía su ministerio en la iglesia de Santa María de la Mesa. Unos días más tarde, el 26 de julio, fue asesinado en la prisión local.

En su homilía, el cardenal Semeraro comenzó aludiendo a la audiencia del Papa del pasado jueves, para decir que los mártires son «un ejemplo adicional de esa santidad martirial». Un martirio que se sitúa en el contexto de la persecución religiosa española del pasado siglo, y de la que el cardenal esbozó algunos pasajes en los que dieron sus vidas los nuevos beatos. «Venerar a los mártires y considerar su suerte y los sufrimientos padecidos por la coherencia cristiana incluso en la persecución, no debe distraernos ni apartarnos de reflexionar sobre nuestra condición cristiana», subrayó.

El prefecto del Dicasterio para las Causas de los santos precisó que «Jesús no es un vendedor de ilusiones; no es un propagandista que muestra a sus clientes todo fácil y al alcance de la mano. La vida cristiana no es un paseo, sino una misión arriesgada». Seguidamente, señaló que «Jesús pide a sus discípulos que le sean semejantes en todo, incluso en el sufrimiento y en la condena (…). Por último, asegura una cercanía interior que reconfortará: la del Espíritu. Por eso, el cristiano no debe dejarse intimidar, sino mantener la confianza».

De igual modo, se detuvo en un aspecto: el sufrimiento y la prueba. Aludiendo a San Pablo, subrayó que «pueden adquirir un significado en la perspectiva cristiana. Al menos nos dice que no vale la pena considerarnos verdaderamente superhombres, victoriosos eternos». En este sentido, invitó a los presentes a que «dejemos eso para las ficciones televisivas». «Las pruebas de la vida, en cambio, pueden ayudarnos a madurar y, teniendo en cuenta nuestra fragilidad, no vivir compitiendo con nuestras fuerzas, sino compartiendo nuestras debilidades. Nos ayudan a abrirnos a una comunión humana».

El cardenal concluyó la homilía con una referencia al perdón. «El mártir, al final de cuentas, no es simplemente alguien que sufre persecución, sino también alguien que, como Jesús en la cruz, es capaz de decir: ‘Padre, perdona’», concluyó.

Antes de finalizar la ceremonia tomó la palabra el arzobispo de Sevilla, que agradeció al papa Francisco el «profundo agradecimiento» de la Archidiócesis hispalense por esta beatificación: «Gracias, muchas gracias, desde Sevilla, España, por este gran regalo a nuestra Archidiócesis». Saiz reiteró que «la Iglesia, nuestra Madre, se alegra con los mejores de entre sus hijos que, soportando la prueba con amor, alcanzaron la gloria del cielo». «El amor de Cristo ha transformado profundamente la historia, convirtiendo el suplicio de la cruz en camino de redención y de perdón. La tortura que han padecido nuestros mártires se ha convertido en ocasión de un amor más grande, incluyendo el perdón a los enemigos», añadió.

José Ángel Saiz agradeció al Santo Padre «que haya inscrito a nuestros mártires sevillanos en el elenco de los mejores hijos de la Iglesia, los mártires». Tuvo también palabras de gratitud para tres personas que han dedicado muchas jornadas de trabajo a esta causa: Teodoro León, postulador en fase diocesana y anterior delegado episcopal para las Causas de los Santos en la Archidiócesis; la delegada actual, María del Monte Chacón; y el postulador de la fase romana, fray Alfonso Ramírez. También tuvo una dedicatoria para el personal del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Cabildo Catedral, con una mención expresa a la orquesta y coro, a los obispos que se desplazaron a Sevilla y al nuncio apostólico, «por acompañarnos en este momento tan gozoso».

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Redacción de Utreradigital.com

4 comentarios en «El sacerdote asesinado en Utrera en la guerra civil sube a los altares como beato»

  1. ER MEJÓ dice:

    SR. RAFAEL, PUÉS DEBERÍA IMPORTARTE LA HISTORIA DE TU PAIS Y CONOCERLA QUE SEGURO QUE NO TIENES NI P….IDEA DE ELLA.
    Y SABES PORQUÉ ? PUÉS PARA QUE NO SE COMETA EL MISMO ERROR QUE ENTONCES.
    LEE UN POQUITO MÁS Y CULTURIZATE UN POCO .

  2. El griterio dice:

    El que estas anclado en el Nacional Catolicismo, ¡ERES TU!. Si te miras al espejo y tienes la suerte de que no se rompa, veras al monstruo que llevas dentro y te domina.

    No por mucho chillar, se tiene mas razón. Modera tu volumen sonoro que muestra tu debilidad y tu falta de respeto a los demás.

  3. Rafael dice:

    Ami que me importa quien mato al saceldote en la guerra si yo no había nacido más vale que os preocupéis por los que están vivo yno por alguien que no sabía nadie que existía.preocuparse por esos niños que están en el colegio nuevo y no tienen aires acondicionado y las madres están recaudando para ponerlos

  4. ER MEJÓ dice:

    ¿QUIÉN MATÓ A ESTE SACERDOTE EN LA GUERRA CIVIL? . NO CREO QUE FUERAN LOS NACIONALES Ó FRANQUISTAS PORQUE HUBIESE HABIDO UN COMENTARIO QUE LO HICIERON ELLOS. ENTONCES SERÍAN LOS REPUBLICANOS-COMUNISTAS, QUE ELLOS SI HICIERON VERDADERAS MASACRES.
    ¿DONDE ESTÁ LA VERDADERA MEMORIA HISTORICA Y LA VERDADERA DEMOCRACIA?.
    REFLEXIONEN SRES. LECTORES.

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