
Tras el cierre del albergue provisional, una decena de personas ha estado durmiendo en cajeros y bancos del centro de la ciudad
Las calles de Utrera, principalmente algunas zonas del centro de la ciudad como las plazas de la Constitución y la de España, se han convertido en los últimos meses en lugares en los que es muy habitual ver a numerosas personas sin hogar durmiendo al raso. Se trata de una imagen realmente llamativa, que a estos niveles nunca se había producido en la localidad en las últimas décadas, ya que ha habido momentos en los que se han podido contar hasta una decena de personas durmiendo en cajeros automáticos, bancos y bordillos.
Personas sin hogar que han ido haciendo acopio de enseres, cartones, mantas, maletas y todo tipo de objetos con los que tratan de protegerse de las inclemencias del tiempo y que, además, no disponen del lugar más básico en el que poder asearse o hacer sus necesidades más íntimas. Una situación realmente complicada, que ha indignado a muchos ciudadanos que no entienden cómo en pleno siglo XXI pueda suceder algo parecido en Utrera y que al mismo tiempo está siendo motivo de refriega política entre el gobierno del Partido Popular y la oposición (PSOE).
Además del cruce de notas de prensa de ambas formaciones políticas, el tema fue motivo de debate en la última celebración del pleno municipal, donde el concejal socialista José María Villalobos explicó que «nadie le encuentra explicación ni justificación al cierre de la instalación en la que las personas sin hogar podían pasar la noche y que hubieran podido pasar allí también las olas de calor que hemos sufrido este verano».
Villalobos se refería de esta manera al albergue provisional para personas sin hogar que su gobierno abrió en el año 2022 en las antiguas instalaciones de la Policía Local, en la avenida de Los Palacios. Un albergue que, según el concejal socialista, «abrió por última vez el 18 de junio, algo a lo que no le encontramos explicación porque, si había unas instalaciones abiertas, mejores o peores, ¿qué ganan ustedes cerrándolas y dejando a las personas sin hogar sin un techo en el que dormir mientras se busca una solución mejor?». José María Villalobos aseguró, que debido al cierre de este albergue, «estamos viendo situaciones que nadie recordamos en Utrera».
La delegada de Igualdad y Bienestar Social en el Ayuntamiento de Utrera, Alba Padilla, fue la encargada de responder a las preguntas de Villalobos, espetándole que «usted abrió el albergue simplemente para hacerse una foto, teniendo ya el contrato de cierre para el día 18 de junio, después de las elecciones».
Padilla explicó en el pleno que el anterior equipo de gobierno «abrió una instalación que no cumplía con las condiciones mínimas necesarias para atender a estas personas, en un sitio que está inhabilitado y que, si no servía para albergar a la Policía Local, tampoco puede servir para las personas sin hogar. Un espacio que tenía hasta las persianas rotas y que no tenía la climatización adecuada, donde se hacinaron en literas a estas personas, cada una de ella con su problemática singular y patologías».
La concejala resumió las medidas que el gobierno que representa ha llevado a cabo desde que tomó posesión, puntualizando que, «aunque se tarde algo más, le vamos a dar una solución adecuada, hemos movilizado recursos como las comunidades terapéuticas, centros de salud de internamiento y estamos realizando las gestiones necesarias a través de la Junta de Andalucía para disponer de plazas en viviendas tuteladas para que estas personas puedan tener un techo y hogar de verdad. Estas personas van a tener una oportunidad».
Una agria polémica que siguió en el pleno con Villalobos asegurando que «la dura realidad es que hay 10 personas que tenían un sitio donde dormir hasta el 18 de junio y que a día de hoy no lo tienen». Alba Padilla, por su parte, afirmó que «usted sólo se preocupa por este tema cuando hay cámaras delante».
Mientras todo esto sucede, estas personas siguen durmiendo en la calle, en diferentes localizaciones de la ciudad, tratando de protegerse con lo poco que tienen de las condiciones meteorológicas, siendo muchos los utreranos que temen que llegue el frío y la situación no haya encontrado una solución definitiva.
Y en lugar de buscar su procedencia e identificación, ya que no se sabe de donde llegan, deberían buscar su empadronamiento y que sus ayuntamientos se hagan cargo de ellos. Pues lo que va a conseguir esta solución
es un efecto llamada.