
El obispo auxiliar presidirá la misa flamenca que se celebrará en Santiago tras la salida del beato Ceferino
La ciudad de Utrera ha sido la elegida por la Archidiócesis de Sevilla para albergar el encuentro diocesano de Pastoral Gitana. El 4 de junio tendrá lugar esta jornada que reunirá a miembros de las distintas hermandades de los Gitanos de la provincia.
El día comenzará a las 10.15 horas, con el traslado de la imagen del beato Ceferino desde la iglesia de San Francisco hasta la parroquia de Santiago el Mayor, que es la sede canónica de la hermandad de los Gitanos de Utrera. Ya en este templo, a las 11.00 horas, dará comienzo una misa flamenca, que presidirá el nuevo obispo auxiliar, Ramón Valdivia Jiménez. El cierre de la mañana será en el monasterio de Consolación donde, en torno a las 13.30 horas, tendrá lugar una convivencia entre todas las personas que deseen participar.
El utrerano Plácido Manuel Díaz ocupa el cargo de delegado diocesano de Pastoral Gitana desde el pasado mes de septiembre, quien recuerda que los objetivos del área que él dirige son «la evangelización, el acompañamiento, la escucha y el fomento de la unidad dentro la comunidad gitana. También la delegación debe sensibilizar a nuestras comunidades parroquiales y religiosas de esta realidad tan fuerte en nuestra diócesis». Así, señala la «conciencia de acogida y respeto a nuestros hermanos de etnia gitana» que mueve su delegación, ya que «debemos de fomentar el respeto y la acogida, así como eliminar todo tipo de prejuicios y etiquetas erróneas sobre la comunidad gitana».
En este sentido, recuerda el trabajo que realizan las hermandades y entidades religiosas de la diócesis que llevan el título ‘de los gitanos’, como las hermandades que existen en Utrera, Sevilla, Écija y Lebrija. «Ellas hacen una labor muy importante de evangelización en medio de sus contextos y culturas, pero también hacen una gran labor social y caritativa en los sectores más pobres y necesitados», destaca.
Además, ha querido poner en valor la figura del beato Ceferino, que fue el primer gitano beatificado; y de Emilia ‘la Canastera’, una gitana de Almería que fue beatificada en 2017. En palabras de Díaz, «son dos ejemplos de entrega, de fe y de martirio para la Iglesia católica y la comunidad gitana».