
La hermandad de la Vera-Cruz ha recibido su titular, el Señor Atado a la Columna, tras casi nueve meses de trabajos en el taller de Pedro Manzano
El pasado 17 de abril, Domingo de Resurrección, la imagen del Señor Atado a la Columna permanecía en veneración en la iglesia de San Francisco. Era el acto de despedida que le tributaba la hermandad de la Vera-Cruz antes de procederse a su restauración.
Desde entonces han pasado casi nueve meses en los que la talla ha permanecido en el taller del sevillano Pedro Manzano. Tras esos trabajos, el Señor ha regresado a Utrera, donde ya recibe de nuevo las oraciones de sus fieles.
Una eucaristía de acción de gracias ha servido como recibimiento, marcando el inicio de un fin de semana muy especial en el seno de la corporación religiosa. Son dos días de veneración los previstos (este sábado, de 16.30 a 20.30 horas; y el domingo, de 11.00 a 13.30 y a partir de las 16.30 horas), a lo que se sumará un concierto de la banda de cornetas y tambores de la hermandad este domingo, a las 16.00 horas.
Tras la intervención de Manzano, la imagen ha recuperado el esplendor original con el que fue concebida en el siglo XVII. Gracias a este proyecto, se han eliminado las deficiencias que presentaba debido al pasado del tiempo y a otras intervenciones anteriores poco afortunadas.
Así, se han solventado las grietas que presentaba la talla, fruto de los ensambles de las distintas piezas de madera que la integran, procediéndose a su consolidación; y se han retirado los clavos que existían en la imagen. Además, el restaurador ha intervenido sobre las más de cuatro decenas de fisuras localizadas a lo largo de toda la superficie de la imagen y de la columna.
El proyecto desarrollado ha permitido confirmar que la imagen no ha sufrido ataques de insectos xilófagos, aunque sí ha sido necesario actuar sobre la policromía, al encontrarse daños sobre la imagen debido al polvo y el humo graso de las velas. Además, en zonas que habían sido intervenidas anteriormente (como pómulos, frente y nariz) se observaba un color distinto al original, con el que se intentaba ocultar algunas deficiencias. A ello se unieron numerosos repintes en las manos, mientras que el paño de pureza había sido muy intervenido anteriormente. En este sentido, se ha podido recuperar la policromía y la estética que tenía en el siglo XVIII, mostrando una imagen más clara y con una estética distinta especialmente en lo relativo al paño de pureza.
Finalmente, entre otras actuaciones, también se ha intervenido sobre la sujeción de la talla a la peana. Y es que estaba anclada mediante unas piezas metálicas, que han sido retiradas para que esa unión se establezca con elementos de madera.
En relación a su fecha de concepción, el restaurador ha confirmado que no existe firma ni documento que determine la autoría. Sin embargo, siguiendo los rasgos morfológicos de la imagen, considera que se encuentra enmarcada en el círculo del taller de Pedro Roldán, que fue un escultor muy destacado de la segunda mitad del siglo XVII.
Con anterioridad al proyecto de restauración que acaba de acometerse, se encuentran documentadas cuatro intervenciones previas, concretamente en los años 1738, 1926, 1936 y 1992.