
El año 2022 que está a punto de finalizar ha supuesto la vuelta de la normalidad en muchos de los aspectos lúdicos, religiosos y sociales en la ciudad
El tiempo pasa rápido. En ocasiones cruelmente rápido. Por eso el ser humano tiene una capacidad fuera de lo normal para adaptarse a las circunstancias que le toca vivir en cada caso, lo que algunas veces se traduce también en la posibilidad de olvidar muy rápido. Cuando en marzo de 2020 se desató a nivel mundial la pandemia del coronavirus, todos nos adaptamos de una manera especialmente rápida a una nueva vida llena de teletrabajo, relaciones a distancia y deporte bajo techo. Una vez que todo comenzó a remitir, parecía que no había transcurrido ni una semana desde que dejamos nuestra vida anterior.
Por ello, al echar la vista atrás para repasar los acontecimientos más importantes que han tenido lugar a lo largo de los últimos doce meses, cuesta trabajo pensar que hace sólo un año estábamos contando tasas de contagiados, aforos y no sabíamos si iba a ser seguro poder cenar con los nuestros en Nochebuena. El año 2022 está a punto de terminarse, por lo que a la hora de hacer balance, está claro que vamos a despedir el año en el que todo el mundo, y por lo tanto también Utrera, comenzó a despertarse de una pesadilla llamada pandemia. El año en el que muchas cosas volvieron a su sitio y numerosos ciudadanos volvieron a sonreír.
Primeros compases
Después de una Navidad complicada, en la que la variante omicron del coronavirus -menos dañina pero muy contagiosa- hizo estragos por todo el país, la ciudad comenzaba el año con la ilusión de poder celebrar el primer evento masivo en las calles de Utrera desde marzo de 2020. A pesar de que la tasa en Utrera rozaba los 800 contagiados por cada 100.000 habitantes, la cabalgata de los Reyes Magos de Utrera, organizada como siempre por la asociación cultural ‘Maestro Milla’, volvió a llevar la ilusión a todos los rincones de la ciudad.
Como es lógico, después de un período tan complicado, fue una sensación extraña volver a estar en la calle rodeado de personas, pero afortunadamente todo salió a las mil maravillas, aunque sí es cierto que se percibió en la calle menos público que en otras ocasiones. En cierta manera se rompía la tendencia, y qué mejor que con la alegría que siempre trae consigo esta cabalgata.
Los primeros compases del año, marcados por la insistencia de la sexta ola de la pandemia, dejaron la resolución con éxito del asunto del cambio de la adscripción hospitalaria de Utrera. Después de una gran manifestación y la labor realizada por el Ayuntamiento de Utrera, la Junta de Andalucía anunciaba que todos los utreranos podrían seguir siendo atendidos en el Hospital de Utrera, que además tendría nuevas especialidades.
En materia de patrimonio las inconfundibles barandas de Santiago comenzaban por fin a arreglarse, el futbolista utrerano Esteban Obiang hacía historia marcando para Guinea Ecuatorial en la Copa de África, mientras que la ciudad despedía a Chico de Utrera, compañero de escenarios y confidencias de Bambino.
Poco a poco Utrera se iba desembarazando de la molesta pandemia, y la localidad de manera progresiva iba retomando su pulso habitual. Se anunciaban las actividades del Carnaval y el tradicional Paseo en Bicicleta y de la mano de la Fundación Caja Rural de Utrera, María Dueñas recalaba en el teatro para ofrecer una interesante conferencia. Toda recuperación de cada evento, se entendía como una pequeña conquista.
En el lado positivo, desde el punto de vista del empleo y la economía, llegaba una de las mejores noticias del año, ya que se hacía pública la llegada de la empresa Scoobic, un referente en el mundo de la fabricación de los vehículos eléctricos y que se va a instalar en la antigua nave de Prasur, generando numerosos puestos de trabajo y un importante impacto económico.
En el aspecto más triste, la ciudad despedía a dos personajes muy conocidos y queridos, al notario y concejal de Cultura, José Montoro, así como a Pepita Cansino.
El frío poco a poco iba dejando paso a los primeros soles de marzo, momento que la orden del mostachón eligió para hacer públicos los Mostachones de Oro 2021, que irían a parar a las manos de Silvia Calzón y Pedro Sánchez Núñez, en un acto que como es tradicional en los últimos años, se celebró ya de manera completamente normal en la casa de la cultura en el mes de septiembre.
El entrañable bar Casa Basilio celebraba nada más y nada menos que sus 70 años de vida, la cruz de Nuestro Padre Jesús Nazareno era espléndidamente restaurada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, tenía lugar el vía crucis del Consejo, la presentación del cartel de Semana Santa y COPE Utrera y el Ayuntamiento de Utrera iniciaban un nuevo y bonito proyecto de recuperación radiofónica de las obras de los hermanos Álvarez Quintero.
Los ecos de la cruenta guerra entre Rusia y Ucrania también se dejaron sentir en Utrera, una ciudad que volvió a demostrar que cuando se trata de arrimar el hombro es la primera e incluso se puso en marcha una caravana impulsada por varios bomberos de Utrera, que en sus vehículos privados, pusieron rumbo a tierras ucranianas para llevar asistencia y recoger refugiados.
Utrera vuelve a la calle
Los cofrades en 2022 volvieron a recuperar sensaciones que habían perdido desde 2019, ya que tuvieron la posibilidad de disfrutar de una Cuaresma histórica y de una Semana Santa casi pletórica. Sólo la lluvia que cayó con fuerza el Lunes y el Martes Santo fue un borrón en unos días de alegría y de explosión de público en las calles. La Utrera cofrade volvía por sus fueros.
La bella primavera utrerana trajo la presentación en sociedad de la fábrica de vehículos eléctricos de Scoobic, la aprobación inicial de la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad a María Auxiliadora, las emotivas bodas de oro de la pedanía de Trajano y un novedoso y exitoso nuevo formato para la Feria del Libro, que se trasladaba al parque de Consolación, contando con la conferencia inaugural del escritor Lorenzo Silva.
Mientras el olor a verano aparecía por muchas esquinas de Utrera, el Partido Popular conseguía una histórica victoria en las elecciones autonómicas en la ciudad y el mismísimo Leo Messi -flamante ahora campeón del mundo- pisaba tierras utreranas para asistir a la boda del futbolista Jordi Alba. El Potaje Gitano brindaba un emotivo homenaje a María Jiménez y la cultura volvía a llegar al Castillo.
La feria más masiva
Como era previsible, en este año tan especial, la Feria 2022 pasará a la historia por ser una de las ferias que más asistentes ha registrado. La ciudad acogió con ilusión la primera feria desde 2019, disfrutando al máximo de una edición que estuvo marcada por el cambio de formato en las instalaciones del recinto ferial y la nueva caseta municipal.
La vuelta a la normalidad tras el verano y la feria trajo el estreno en la Bienal de Flamenco de Sevilla de un nuevo documental dedicado al Potaje Gitano de Utrera, la triste desaparición de Francisco Rodríguez Benavides -uno de los fundadores del colegio Sagrado Corazón- y la apertura de un nuevo museo en las instalaciones del Hospital de la Santa Resurrección de Utrera.
El comienzo del otoño -en el que ya la pandemia apenas era un lejano recuerdo- estuvo marcado por el desagradable incidente sucedido en la plaza de la Trianilla, donde un conductor atropelló a dos jóvenes y se dio posteriormente a la fuga, siendo detenido a los pocos días.
De igual manera, la Utrera más salesiana vivió una jornada histórica en la que tuvo lugar la imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad a María Auxiliadora. Después de este acto, tuvo lugar una inolvidable procesión por las calles de la ciudad.
El año enfilaba sus últimos días con buenas noticias. Por un lado, el alcalde de Utrera, José María Villalobos, anunciaba la inminente instalación en la ciudad de una oficina de expedición y renovación permanente del DNI y pasaporte. Se trata de uno de esos asuntos sin solucionar que han estado enquistados durante décadas y que parece que por fin se va a solucionar.
Por otra parte, Utrera era noticia nada más y nada menos que en Rabat, enclave donde la Unesco decidió catalogar el toque manual de campanas de España como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Se trata de una candidatura que iniciaron los campaneros de Utrera, por lo que estuvieron junto al alcalde y la concejala de Cultura, Carmen Cabra, en tierras marroquíes para recibir la decisión.
Mientras el paro en Utrera bajaba por primera vez en muchos años de los 6.000 desempleados, la ciudad entraba poco a poco en las fechas típicamente navideñas, con un programa de actividades repleto, con el objetivo de que las familias al completo disfruten de estas fechas sin tener que salir de Utrera.
Así, poco a poco, el año 2022, está ofreciendo sus últimos compases. Un año en el que comenzamos agobiados por los efectos de la pandemia, en el que se recuperaron muchos grandes eventos que habían quedado anteriormente suspendidos y que vamos a terminar preocupados por la situación de la economía y la subida de los precios. Pero un año en el que como siempre, debemos de mirar al lado, acordarnos de los que no están y dar gracias por poder seguir adelante.
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