El encuentro más esperado con la patrona de Utrera [GALERÍA]

El encuentro más esperado con la patrona de Utrera [GALERÍA]

La Virgen de Consolación salió en procesión un 1 de mayo más, aunque esta vez en andas y con un formato histórico

Desde aquel no tan lejano 1 de mayo de 2019 en el que la Virgen de Consolación salía por última vez en procesión, muchas cosas han cambiado. La pandemia llegó para condicionar la vida del planeta y también para llevarse por delante esta cita con la patrona de Utrera que desde hace poco más de medio siglo se viene desarrollando.

Tras dos años sin ver a ‘la del barquito en la mano’ por las calles de la ciudad, la principal devoción del municipio ha podido reencontrarse con sus fieles fuera del santuario, en una jornada en la que se conmemora la coronación canónica de la Virgen, que se vivió en 1964. Con escasa presencia de público en la primera parte del recorrido y con muchos más asistentes en el tramo final, la patrona utrerana protagonizó una extraña procesión, sin paso ni templete, portada en andas, y con el acompañamiento de la asociación musical ‘Álvarez Quintero’ y el repique de las campanas.

Utreranos y forasteros acudieron un año más al encuentro con la Virgen de Consolación, en una convocatoria histórica que llevó a la patrona por un itinerario distinto al tradicional, discurriendo por una de las barriadas cercanas al templo. Miembros de todas las hermandades, así como los fieles en general, tuvieron la oportunidad de portar sobre sus hombros la venerada imagen, que lució sus mejores galas y joyas, y que portó la presea de su coronación.

El cortejo estuvo integrado esta vez en exclusiva por miembros de la hermandad organizadora –sin los habituales estandartes del resto de cofradías-, así como por los hermanos mayores, componentes de la corporación municipal y clero local. Junto a ellos, los devotos arroparon a ‘la del barquito en la mano’ en una procesión que avanzó a buen ritmo hasta que, ya en el último tercio del recorrido, se demoró en exceso, con chicotás demasiado lentas y paradas interminables.

Tres horas después de que las puertas del santuario de Consolación se abrieran, la Virgen quedaba nuevamente ante el altar, entre vivas y aplausos. Culminaba así una procesión que, a pesar de los intentos por mantenerla, sigue evidenciando la necesidad de dar un cambio radical al 1 de mayo, toda vez que esta procesión está muy alejada de lo que merece una devoción de la importancia histórica y de la categoría de la patrona de Utrera.

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