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El militar utrerano José María Martín Corrochano narrará en un libro su experiencia al frente de las morgues de la pandemia

La ministra Margarita Robles ha escrito el prólogo de un libro sobre el duro reto que afrontó el comandante de la Unidad Militar de Emergencias

Ha participado en guerras, se ha enfrentado a situaciones muy complicadas a lo largo de su carrera profesional,… pero el reto que tuvo que asumir la primavera del año pasado fue especial. El utrerano José María Martín Corrochano fue el encargado de coordinar los tres recintos madrileños que sirvieron de morgues para recibir a los centenares de fallecidos que dejó la primera ola de la pandemia de COVID-19, entre ellos el Palacio de Hielo, convertido en un símbolo de esta tragedia.

Esas duras semanas marcaron la vida de este comandante de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Fueron 73 días dedicados en cuerpo y alma a la conocida como ‘Operación Balmis’, en la que estuvo al frente de un equipo de 150 personas de la UME y del Ejército de Tierra, en coordinación con los Bomberos de la Comunidad de Madrid, funcionarios de la consejería competente y la Unidad de Sanidad Mortuoria.

Todas esas vivencias van a quedar plasmadas en un libro que verá la luz bajo el título ‘Memorias de un soldado en el Palacio de Hielo’. Junto a la experiencia de vida que narrará en las páginas de dicha publicación, podrá encontrarse un texto firmado por la ministra de Defensa, Margarita Robles, que servirá como prólogo.

«Cuando ingresas en el Ejército, te preparas para ver los horrores de la guerra y los cadáveres. Pero cuando los que ves son los tuyos, la sensación es completamente distinta. Es muy difícil reaccionar», reconocía Martín Corrochano, en declaraciones a COPE Utrera (98.1 FM). En este sentido, «sabiendo que sus familias no iban a poder darles el último adiós, hemos tratado de estar con los fallecidos como si fuéramos familiares. Las personas que hemos participado en esta misión hemos sentido a los más de 1.700 fallecidos que han pasado por las instalaciones en las que hemos estado como si fueran trocitos de nuestro corazón que nos iban arrancando, eran nuestra gente».