
La enfermera utrerana Consolación Piña ha desempeñado su carrera profesional principalmente en el centro de salud Utrera Norte
La vocación es un aspecto fundamental en la vida, sobre todo cuando se refiere a determinadas profesiones en las que termina siendo verdaderamente crucial y de una manera u otra marca la diferencia. Es lo que ocurre en el mundo de la medicina y la enfermería, donde rápidamente se percibe un brillo especial en los ojos de las personas que sienten de verdad la vocación para dedicarse a esta profesión, que en estos momentos de pandemia se ha encontrado con tantas dificultades.
Ese brillo especial ha estado siempre en la mirada de la utrerana Consolación Piña, quien ha dedicado toda su vida profesional al cariñoso cuidado de sus pacientes. Ella siempre ha entregado algo más de lo que requería estrictamente su cargo, visitando en sus casas a sus pacientes, interesándose por ellos desde el punto de vista personal y siendo una auténtica referencia para el centro de salud Utrera Norte, donde desempeñó casi al completo su tarea profesional.
Esta utrerana se crió en la calle Veracruz, lugar donde aún hoy en día sigue residiendo. Estudió en el colegio que en aquellos años existía en el Hospital de la Santa Resurrección –conocido cariñosamente como el ‘Hospitalito’-, para después llevar a cabo sus estudios de secundaria en el instituto Ruiz Gijón, donde conocería al que terminaría siendo su marido, Rafael. Eran años en los que Consolación ya tenía muy claro que su vocación en la vida era ayudar a los demás, especialmente a los que sufren y a los que lo tienen todo en contra. Por ello, junto a otros utreranos entre los que estaba por ejemplo el actual sacerdote Joaquín Reina, fundó el denominado ‘Club Convivio’, una entidad solidaria que se vinculaba a la parroquia de Santiago el Mayor y cuyo objetivo era precisamente ayudar a los demás en todo cuanto fuese posible.
Nacida en una familia humilde, en la que su padre trabajaba en el campo, Consolación emprendió la aventura que suponía estudiar Enfermería en Sevilla en aquellos años, donde pudo tener acceso a una beca de interna en la Escuela de Enfermería, permaneciendo allí tres años. Una profesión que le venía como anillo al dedo, debido a su vocación de servicio a los demás, y que comenzó a desempeñar los veranos durante su formación en los hospitales sevillanos.
Tras terminar estos estudios, consigue una plaza en Cádiz, un puesto de trabajo que no llegaría a ocupar, ya que a Rafael, su marido, que ejercía de ferroviario, lo destinan a Barcelona, adonde se marcha la familia. Después de una estancia de cinco años en tierras catalanas y otra de tres años en Algeciras, que Consolación aprovecha para seguir estudiando y ampliar conocimientos, en 1986 el matrimonio vuelve a Utrera y ella comienza a trabajar en el único centro de salud que existía en aquellos momentos, el actual centro Utrera Sur. En aquellos momentos desempeña el cargo de enfermera jefe, y poco después, al abrirse las puertas del centro de salud Utrera Norte, al producirse un trasvase organizativo, pasa a trabajar en el nuevo centro de salud, ocupando el puesto de adjunta de enfermería.
Comienza en aquellos momentos una bonita etapa como enfermera de referencia en este centro de salud que no terminó hasta junio de 2020, momento en el que Consolación se jubiló tras muchos años dejando huella tanto en los pacientes como en todos los profesionales que han tenido la suerte de compartir momentos con ella. En todos estos años, Consolación se encargó principalmente del seguimiento de distintos pacientes crónicos, muchos de ellos personas mayores, a los que en numerosas ocasiones visitaba en su casa y trataba como si fueran de su familia. Una utrerana que ha trabajado muchísimo por la mejora de la calidad de vida de enfermos que tenían problemas de movilidad, a los que ha ayudado en todo lo posible a la hora de conseguir camas articuladas y otros elementos que les sirvieran para hacer el día a día un poco más fácil y a los que siempre les ha tendido una mano amiga.
Una persona muy querida en Utrera por su labor cercana y esencial, que fue importante también para la fundación de la asociación de familiares e enfermos de Alzheimer, con la que sigue colaborando. En definitiva, una utrerana ejemplar, que también es un pilar fundamental para su marido y sus dos hijos. La irrupción de la pandemia con toda su virulencia, no ha permitido que la plantilla de trabajadores del centro de salud, pacientes y el sector de la medicina de Utrera en general haya despedido como se merece a una persona que ha dado tanto por su profesión. Una utrerana que ha desempeñado durante muchos años el puesto de enfermera de enlace, vital para el contacto entre pacientes y médicos de una forma humana y sencilla.
Consuelo piña es una profesional como la copa un pino es agradable simpática es maravillosa con mi madre s porto como nadie no le faltó de nada todo lo que le hacía falta me lo daba yo le estare eterernamente agradecida muchas gracias por haber estado siempre hay gracias
Consuelo piña se portó muy bien con mi mamá en esa dura batalla contra el cáncer venía a casa y le abla con tanto cariño y con tanto amor siempre le estaré agradecida por qué en esos momentos mi madre nesecitaba eso y con migo también se portó muy bien siempre ke iba pricipe de Asturias por las cosas ke mi mamá nesecitaba me las conseguía algunas veces cuando la situación de mi mamá me superapa ella siempre me trankilisaba gracias consuelo te mereces lo mejor gracias