Es habitual cada Cuaresma que la Virgen de la Amargura visite la residencia geriátrica que el grupo Reifs gestiona en la barriada utrerana de La Mulata. La llegada de la pandemia provocó el año pasado que las personas mayores que viven en dichas instalaciones no pudieran reencontrarse con el rostro de la dolorosa del Lunes Santo.
Ahora, un año después de que todo comenzara, la hermandad de los Muchachos de Consolación no ha querido que los usuarios del centro se queden huérfanos una vez más de esta reconfortante visita. La imagen de la Virgen todavía no puede hacerse presente en ese edificio, para favorecer las medidas de seguridad, pero la cofradía ha puesto en marcha una iniciativa para que esa ausencia no sea tan destacada.
Una representación de la hermandad ha acudido al geriátrico para hacer entrega de un gran cuadro con la efigie de María Santísima de la Amargura. Ha sucedido precisamente coincidiendo con el fin de semana en el que Ella debía haber estado en ese recinto. Así, a partir de ahora, los mayores que viven en ese centro tendrán la oportunidad de contemplar a diario el rostro de la Virgen, a la espera de que la visita real pueda materializarse más pronto que tarde.
Desde la hermandad se han mostrado «totalmente agradecidos por el recibimiento, la cercanía y el cariño de la dirección y de los profesionales del centro, así como de los residentes, hecho que es totalmente recíproco por nuestra parte».
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