
El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico se encargará de acometer el proyecto en torno a una de las mejores piezas de su estilo de toda España
Una de las principales joyas del patrimonio cofrade de Utrera es la cruz de carey, plata y nácar de la hermandad de Jesús Nazareno. Esta joya, que cada mañana de Viernes Santo porta el Señor durante su salida procesional, va a recuperar el esplendor con el que fue concebida.
La citada corporación ha decidido acometer los necesarios trabajos de restauración de esta pieza, una actuación que realizará el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). Precisamente esta entidad, dependiente de la consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se ha encargado de analizar la cruz y de preparar el informe sobre su estado de conservación y el proyecto a ejecutar.
Según ha señalado a Utrera Digital el hermano mayor de la hermandad, Javier León, la pieza se encuentra actualmente en la capilla de San Bartolomé, donde permanecerá hasta después de Semana Santa, momento en el que se iniciarán las tareas previstas. Para poder afrontar esta empresa, la cofradía ha puesto en marcha una iniciativa para recaudar fondos económicos. En concreto, se trata de la participación en varios sorteos a través de una tarjeta cornucopia que puede adquirirse en la casa-hermandad, los viernes en horario de apertura del templo; o por correo electrónico (secretaria@jesusnazarenoutrera.es). De igual modo, León ha explicado que también tiene intención de solicitar la colaboración económica de las administraciones, al tratarse de una importante pieza del patrimonio artístico de Utrera.
A falta de conocer los detalles concretos del informe elaborado por el IAPH, el hermano mayor comenta que, «aparentemente, la cruz no se encuentra en mal estado, aunque sí se aprecia la pérdida de piezas de nácar y el carey cuarteado, por lo que se necesita trabajos de consolidación». El proyecto planteado por la institución regional se basa en el informe de diagnóstico de la cruz elaborado por los historiadores del Arte utreranos Pedro García González y Antonio Cabrera Carro. Ambos analizaron de manera pormenorizada los detalles de esta pieza, considerada como una de las tres mejores cruces de su estilo de toda España.
Se estima que la cruz está datada a finales del siglo XVII, aunque no se ha encontrado ninguna referencia a la concepción de esta obra. La primera cita sobre ella es en 1702, «cuando aparece registrada en un documento de la hermandad en el que aparece un inventario sobre los bienes que en ese momento tenía dicha corporación», según ha contado Pedro García, en declaraciones a COPE Utrera (98.1 FM).
Se desconoce el autor, aunque se tiene constancia de que ha sido objeto de intervenciones en diversas ocasiones a lo largo de la historia. También se sabe que las cantoneras de plata que la rematan son posteriores, y que hubo un momento en el que «se le realizó un corte en su cruceta para adaptarla a las dimensiones de la puerta de salida, que antes era más pequeña».
Algo que se suele comentar es que la utrerana imagen de Jesús Nazareno antiguamente portaba la cruz de la misma manera que el titular de la hermandad del Silencio de Sevilla. En palabras de Antonio Cabrera, «no está confirmado, aunque es probable que fuera así, porque hay indicios documentales que apuntan a esa teoría».
También son peculiares las dimensiones de la cruz, ya que «su ancho y su largo están basados en la proporción áurea. Esta es una proporción que existe en la naturaleza y en diversos objetos cotidianos, que hace que sean armónicos ante nuestros ojos». Y en cuanto «al ancho y al largo de los pétalos de las margaritas que decoran la cruz, representa el número Pi, formando una circunferencia». En palabras de Cabrera, en su confección se buscó «la proporción, la armonía, como forma de llegar a Dios a través de la belleza».