
Por segundo año consecutivo, los rocieros de Utrera se quedarán sin pisar los caminos para peregrinar a tierras almonteñas. Es consecuencia de la suspensión de la tradicional romería del Rocío, que cada Pentecostés congrega a centenares de miles de personas junto a la marisma.
El presidente de la hermandad matriz, Santiago Padilla, ha dado a conocer la decisión de la junta de gobierno, adoptándose dicha medida «por responsabilidad y por coherencia con todo lo que hemos hecho hasta ahora, después de más de diez meses desde que dio comienzo la pandemia que nos azota de la COVID-19». Este anuncio llega ante el escenario de «incertidumbre absoluta», con la intención de «arrojar un poco de certidumbre a todos aquellos que tienen responsabilidades en la organización de la romería», al tiempo que ha recordado la labor de los efectivos que conforman el Plan Romero y el Plan Aldea, y que ahora trabajan para combatir y contener la propagación del virus.
En cuanto a la propia festividad de Pentecostés, Padilla ha explicado que sí se celebrará por parte de la hermandad, aunque no en el modo convencional en el que se ha venido haciendo hasta el año 2019. Será con un formato que aún no ha sido definido «al depender de cómo evolucione la situación a nivel epidemiológico durante los próximos meses».
Respecto al regreso de la Virgen del Rocío a la aldea –algo que debía haber sucedido en agosto de 2020-, ha dejado claro que no va a producirse en las condiciones habituales, al no darse los requisitos de seguridad para ello. Ha precisado que un traslado multitudinario no se podrá hacer «ni este año y seguramente tampoco a principios de 2022», de manera que ha abogado por buscar «otro esquema diferente al empleado hasta ahora».