
La entidad utrerana ha firmado un convenio de colaboración con el rectorado de Consolación y la parroquia de Santa María
Desde el pasado mes de julio, el santuario de Consolación ha recuperado el brillo de una de sus piezas artísticas más importantes. Después de algo más de un año de intenso trabajo, el retablo mayor de este templo utrerano ha vuelto a la vida, en una de las restauraciones más importantes de la historia reciente de la ciudad, que ha contado con el apoyo financiero de la Fundación Caja Rural de Utrera, gracias al convenio que esta entidad ha suscrito con el rectorado del santuario de Consolación y la parroquia de Santa María de la Mesa.
Así, en un acto celebrado en la sede de la Fundación Caja Rural de Utrera, situada en la plaza del Altozano, ha tenido lugar la firma del citado convenio, que ha sido rubricado por Antonio Cerdera del Castillo, presidente de la Fundación; y Joaquín Reina, párroco de Santa María y rector del santuario de Consolación. El documento indica que la Fundación Caja Rural de Utrera se hace cargo de los costes financieros del préstamo de 350.000 euros que el rectorado ha solicitado para poder acometer el arreglo del colosal retablo de Consolación. Hay que recordar que se trata de una intervención valorada en más 700.000 euros, en la que ha colaborado también activamente el Ayuntamiento, aportando la cantidad de 500.000 euros.
«La Fundación Caja Rural de Utrera siempre apoyará todo aquello que tenga que ver con nuestra ciudad y la Virgen de Consolación. Su santuario y su patrimonio es algo que nos une a todos, por ello estamos muy orgullosos de poder haber brindado esta ayuda», explicaba Antonio Cerdera durante la firma del convenio. Por su parte, Joaquín Reina quiso «agradecer de todo corazón el apoyo que nos muestra Caja Rural de Utrera en la tarea que supone el mantenimiento de nuestro patrimonio». Para Fundación Caja Rural de Utrera «es un honor contribuir a esta importante restauración de uno de los monumentos más emblemáticos de esta ciudad que guarda un especial predicamento en el alma de los utreranos».