
El corazón sentimental de los utreranos está en el santuario de Consolación. El templo que cobija a la patrona es uno de los símbolos del municipio, por lo que todo cuanto sucede en torno a él despierta la atención de los ciudadanos. Y estos días está siendo comentado entre quienes visitan esa zona de la localidad lo ocurrido en una de las columnas que marcan el perímetro delantero de la iglesia.
Ante la fachada del santuario se sitúan varias columnas blancas que sirven de soporte a una cadena en la que cientos de utreranos se han balanceado siendo niños. Este elemento forma parte indispensable de la estética de este destacado templo, por lo que ha llamado la atención la situación en la que ahora se encuentra.
Una de esas columnas ha aparecido destrozada esta semana ante la sorpresa de quienes acuden a esta zona de Utrera de manera habitual. Por el momento se desconoce qué ha provocado esos daños, aunque todo parece indicar que se trata de un acto vandálico que ha dejado la mitad superior de esta pieza en el suelo, con ese tramo de la cadena sobre el pavimento.
Pero éste no es el único incidente que se ha registrado en las últimas jornadas en torno al santuario de Consolación. Días antes a lo ocurrido en la citada columna, la sorpresa llegaba en la fachada del templo. Parte de una de las imágenes de piedra que flanquean la puerta de la iglesia –concretamente, la ubicada a la derecha- se desprendió de la pared y quedó descolgada, teniendo que actuarse para afianzar la pieza.
Se trata de la figura de Bernardo Boil, monje de Monserrat que fue el introductor de la orden de los Mínimos en España, siendo ésta la que gestionaba el templo utrerano. Al parecer, la sujeción del busto de la imagen se soltó, lo que provocó su movimiento y que haya sido necesario volver a sujetarlo al muro.
Pues parece que tiene toda la pinta de haberse subido más de una persona sobre las cadenas para balancearse y haberse roto la columna, eso seguro que durante la celebración de fin de año, con dos copas tomadas ha pasado así, de todas maneras últimamente en la sociedad en que vivimos cada vez se respeta menos a las cosas materiales y sobre todo a las personas.