
Francia 2019 102 min.
Dirección Ladj Ly Guion Ladj Ly, Giordano Gederlini y Alexis Manenti Fotografía Julien Paupard Música Pink Noise Intérpretes Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga, Jeanne Balibar, Steve Tientcheu, Issa Perica, Al-Hassan Ly, Almany Kanoute, Nizar Ben Fatma, Raymond Lopez
No se trata de la enésima versión de la célebre novela de Victor Hugo, aunque se ambienta en el barrio que le inspiró hace siglo y medio, Montfermeil, y extrae de ella la cita literal que le da sentido y razón de existir: No hay malas hierbas ni malos hombres, solo malos cultivadores. Estrenada el mismo fin de semana que Adiós, cuánto difieren una de otra y qué tratamiento tan diferente de una misma marginalidad y problemática. Las Tres Mil Viviendas sevillanas son tratadas con tanta falta de respeto como impostura y carencia de sentido, mientras Montfermeil en manos del debutante en el largometraje Ladj Ly es el caldo de cultivo de un problema que preocupa y asusta a todo el mundo. Pero aquí sí hay respeto, hay un tratamiento preciso y eficiente de la tensión y una habilidad extrema a la hora de plantear una trama plausible y asfixiante que nos remonta a los graves disturbios raciales que acontecieron en la capital de Francia hace apenas unos años, y aun no resueltos. Para Ly el barrio es un hervidero en el que se desenvuelven policías que pretenden mantener un orden incierto, casi ficticio, y una población multirracial y multicultural que sobrevive como puede a unas condiciones difíciles. Y hay sobre todo una infancia inconsciente de lo que se le viene encima, que empieza a pagar el precio de una educación despreciada y a menudo inexistente, ese cultivo que se erige como único remedio posible a tanta marginación. Siglo y medio después las diferencias y las desigualdades son prácticamente las mismas, al margen de la opulencia, la excentricidad y el glamour de una ciudad que celebra la Copa del Mundo, frente a la que estos marginados sociales, estos miserables entonan La Marsellesa cuales patriotas a los que la vida da la espalda. A vista de dron, el mismo que desencadena la tragedia, participamos de estas vidas, conocemos a sus portadores, debidamente presentados y definidos, y nos implicamos en su lucha de supervivencia, su batalla diaria para contener una rabia que finalmente se descontrola, y las consecuencias de un mundo en el que la desigualdad y la injusticia es tan evidente como imperceptible para quienes hemos tenido la suerte de aterrizar en los límites del bienestar. Una película lúcida, trepidante, angustiosa y sorprendente, testimonio de un cine bien hecho y mejor articulado, emocional y sentimentalmente equilibrado, contundentemente realizado para provocar esa desazón, ese despertar a una conciencia que es el cultivo que esperamos algún día de sus frutos y así conseguir la quimera o utopía de un mundo mejor y más habitable. Basada en un cortometraje previo, mereció el Premio del Jurado en Cannes y ha obtenido tres importantes nominaciones a los Premios del Cine Europeo: Película, guión y debut o Discovery.