
El director Javier Fesser mostró la valía de las personas con capacidades reducidas, en su última película «Campeones». Un film que dio más visibilidad a este colectivo, sensibilizando a la sociedad sobre la realidad de estas personas que todos los días deben demostrar lo capaces que son. Utrera cuenta con su propio grupo de «Campeones», los jóvenes talentosos del Club Natación Utrera.
Un total de trece deportistas entregados y motivados que transmiten en cada brazada un mensaje muy importante: «sí, se puede». Antonio Ramos Bohórquez, entrenador de estos deportistas con alguna discapacidad (intelectual, sensorial y física), vive cada día esta realidad con optimismo, humor, sin dramas y ayudando a romper las barreras que puedan aparecer en el camino de estos jóvenes. «Para mí es muy gratificante, me considero un afortunado por poder compartir mi tiempo con ellos. A pesar de las dificultades, siempre tienen una sonrisa», comenta Antonio Ramos.
Un proyecto del Club Natación Utrera, una de las entidades locales volcadas con las personas con discapacidad, que se inició en 2015, «comenzamos para atender a las necesidad de las distintas asociaciones que se ponían en contacto con nosotros». A la labor de la entidad utrerana se une el compromiso de los padres, ya que «sin ellos no sería posible». Aunque aún queda mucho trabajo por delante por parte de las instituciones para el avance de estos deportistas, «necesitamos que el trabajo que realizamos se valore más y en cuanto a las instalaciones que tenemos no nos ayudan a crecer. Ni los vestuarios son los adecuados, ni los espacios que tenemos en la piscina son los que necesitamos. Contamos con ciertas ayudas como la que ofrece la obra social de La Caixa, pero las necesidades no las cubre al cien por cien».
Un grupo que ha logrado en cuatro años un destacado avance, como lo demuestran las distintas convocatorias de la selección andaluza para los campeonatos nacionales, las ocho medallas de España obtenidas recientemente en el campeonato de España de deportistas con discapacidad intelectual por comunidades autónomas, la consecución de una veintena de medallas de Andalucía y la participación en Madrid por parte de Mercedes Rodríguez Ruiz en el campeonato de España por comunidades de Parálisis cerebral, seleccionada por la selección andaluza; y la del nadador Joaquín Muñoz en el campeonato de Europa que se celebrará en septiembre en la isla italiana de Cerdeña. «Aparte de entrenar y conseguir títulos, lo que buscamos es que ellos se diviertan y la natación sea un vehículo de sociabilización», comenta el entrenador.
La natación le ha dado visibilidad en el deporte local a este colectivo y, además, se ha convertido en una herramienta de progreso que le ha permitido ir superando obstáculos: «aquí había nadadores que no habían pasado una noche fuera de casa y gracias a la natación y los campeonatos lo han conseguido, jóvenes que apenas hablaban, y otros que incluso han encontrado pareja en el grupo».
Es necesario vivir de cerca esta realidad para que la sociedad se sensibilice aún más en relación a un colectivo formado por seres increíbles, verdaderos, para los que pueden existir dificultades pero no limitaciones. Tamara Rincón Oliva suma ya tres años en el Club Natación Utrera y ha sido convocada en dos campeonatos de España por comunidades: «somos personas normales que igual que los demás podemos hacer de todo. Yo no me veo diferente al resto». Por su parte, Gonzalo Calderón considera que «para mí la natación además de un hobby es una buena forma de superarse. No me veo diferente al resto de miembros de mi club. Todos compartimos la misma pasión».
Salvador Román Martín nunca soñó con practicar natación y mucho menos con participar en un campeonato. Macarena Serrano que, además de practicar natación, en abril estrenará la obra «Que baje Dios y lo vea» en el teatro «Enrique de la Cuadra» en la que actuará de bailarina, explica que «también monto a caballo, doy clases de informática, de costura y practico fútbol». Mientras, Macarena López Díaz lleva un año en el club en el que asegura que «he aprendido a nadar y he hecho nuevos amigos». Un club y un colectivo que ha recabado un mensaje unánime: «Los héroes no vuelan, nadan», afirman.