
Cada día, a las siete de la mañana, Isabel abre las puertas del comedor social «Santiago el Mayor» de Utrera mientras repasa mentalmente cuál es el plato que va a preparar. Ella es la cocinera de esta institución que abría sus puertas en la localidad en el año 2012 -en el momento más complicado de la crisis económica- y que hoy, gracias al empuje de una decena de voluntarios, el apoyo de muchas empresas utreranas y el compromiso de numerosos ciudadanos, sigue siendo un auténtico monumento a la solidaridad a lo largo de todo el año.
La asociación de fieles del Resucitado es la que está detrás de esta iniciativa que, por su envergadura y modo de trabajar, es prácticamente única en toda la provincia de Sevilla. En la actualidad, el comedor atiende a casi 200 personas de manera diaria, a las que ofrece un menú de dos platos y un postre, tanto a los que acuden a las instalaciones de la calle Cristo de los Afligidos para comer como a aquellas personas que se llevan la comida a sus casas. «Hemos llegado a atender incluso a 400 personas al día, ahora afortunadamente la cifra es inferior, debido a la mejora de las condiciones económicas y también porque en esta época en Utrera hay mucha gente que encuentra trabajo en el sector de la aceituna o en la campaña de Navidad», cuenta José Antonio López, vicepresidente del comedor y que hace cada día lo posible y lo imposible para que la actividad no decaiga y el proyecto siga adelante.
Todos los días, Isabel, con la ayuda del resto de personas que componen el equipo de trabajo, prepara un guiso en una gran olla. Dentro de las posibilidades del comedor, la pretensión es que el menú sea lo más equilibrado posible, por lo que los platos más comunes son las lentejas, chícharos, patatas guisadas, garbanzos o puchero. Un plato caliente al que le sigue un segundo en el que no falta nunca la ensalada con diversas hortalizas y, según el estado de la despensa, pescado y carne. Para terminar, algunas piezas de fruta, que las personas que acuden al comedor también pueden llevarse a casa.
Las reservas llegan al comedor social de Utrera a través del Banco de Alimentos, así como gracias a algunos supermercados que colaboran con la causa aportando numerosos productos. La gran mayoría de personas que utilizan esta infraestructura tienen que gestionar su solicitud a través de la concejalía de Servicios Sociales, que está en permanente comunicación con los responsables del comedor para tratar de evitar los temidos fraudes. Así, deben entregar una serie de documentación que asegure que las personas que utilizan este servicio lo necesiten realmente. Por otra parte, el comedor también da de comer a personas con pocos recursos que se encuentren de paso por la ciudad.
En el año 2012, cuando inició su andadura este comedor social -la primera infraestructura de estas características que se ponía en marcha en la localidad- muy pocos en Utrera pensaron que podía tener continuidad en el tiempo debido a la envergadura de la tarea, sin contar además con los apoyos económicos necesarios. Han pasado más de seis años y, gracias a la entrega de los impulsores, el sueño que tuvieron los fundadores ha salido adelante, pero el día a día no es ni mucho menos fácil. Además de los alimentos, hace falta dinero contante y sonante para sufragar los gastos en bombonas de butano para cocinar, el combustible o las reparaciones y sustituciones de los electrodomésticos. «En total, el comedor tiene un presupuesto anual de más de 30.000 euros», afirma López. El Ayuntamiento apoya el proyecto y le ha concedido en años anteriores una ayuda de 12.000 euros -que por las dificultades burocráticas propias de la administración no han cobrado este año todavía-, mientras que hay empresas de la localidad, como es el caso de Tecade Group, que colaboran también económicamente para que nunca les falte un plato de comida caliente a las personas necesitadas de Utrera. Otras firmas como Ayala, panadería El Limonar, Mercadona o pescados Fernando Molina también se vuelcan con el comedor.
Habitualmente, cuando llega el mes de diciembre, se multiplican las actividades solidarias,y el corazón se vuelve más sensible con las personas necesitadas. El comedor social de Utrera trabaja a lo largo de todo el año y sus voluntarios nunca se relajan hasta que la labor llega a su fin, pero obviamente también tratan de contribuir para que las personas que acuden a sus instalaciones puedan disfrutar de alguna manera de la Navidad. Así, el 22 de diciembre, gracias a la colaboración de la Obra Social La Caixa, el comedor recibió la visita de Papa Nöel, y todos los usuarios pudieron recoger una pequeña cesta con productos navideños. El 24 y el 31 de diciembre el comedor no cierra sus puertas y funciona en horario habitual, tratando siempre de ofrecer en la medida de sus posibilidades platos especiales a los usuarios en estos días señalados.
Las recogidas de alimentos que se realizan en Utrera, impulsadas por diferentes asociaciones y hermandades, son fundamentales para el día a día del comedor, que así puede llenar sus despensas para seguir adelante. «La gente de Utrera, así como muchas empresas, se vuelcan con nosotros cada vez que nos hace falta, es un placer tener siempre todas las puertas abiertas», explica el vicepresidente de este comedor, que está presidido por el párroco de Santiago el Mayor, Juan Luis Rubio.