
Con cambio de fecha y de formato, el Consejo Local de Hermandades y Cofradías ha celebrado su tradicional vía crucis, que marca el inicio del período cuaresmal. Con la solemnidad que le caracteriza, el acto se desarrolló entre las parroquias de Santa María de la Mesa y de Santiago el Mayor.
Portado en unas grandes andas de estreno para la ocasión, el Cristo de la Buena Muerte –titular de la hermandad de los Gitanos- presidió este año dicha cita cofrade. Lo hizo coincidiendo con el primer domingo de Cuaresma, en lugar del primer lunes, que era el día en el que se programaba dicho acto hasta ahora. Con la intención de favorecer la participación de personas en el cortejo, el Consejo aprobó el cambio de fecha que se ha vivido ahora por primera vez.
Pero ésta no era la única novedad acordada para esa edición. En los últimos años era posible ver las cruces de guía de las hermandades utreranas formando parte del cortejo y presidiendo cada una de las estaciones del vía crucis. Esa presencia se ha desechado en esta ocasión, para evitar duplicidades al existir los azulejos que representan los 14 pasajes de la Pasión de Cristo antes de su resurrección.
Precisamente los azulejos centraban parte de las miradas en esta convocatoria, al poderlos contemplar –por fin, tras haber sido necesario una sentencia judicial que avale el proyecto del Consejo frente a la negativa del Ayuntamiento- colocados en las fachadas de los inmuebles en los que, a partir de ahora, van a quedar de manera fija. Solamente dos de ellos están pendientes de ser instalados –ocurrirá en próximas fechas-, para que el vía crucis al completo luzca por el itinerario marcado entre las dos principales parroquias de la ciudad. Dispuestos a lo largo del recorrido, esos retablos cerámicos señalaron los distintos rezos, que pudieron seguirse gracias a la megafonía desplegada por las calles del casco histórico.
Todo habría podido resultar aún más solemne si no hubiera sido por la presencia de numerosos vehículos, que permanecieron aparcados en buena parte del recorrido, sin que fueran retirados para ese acto. Y es que, a pesar de haber presentado la solicitud con tiempo suficiente por parte del Consejo y de haberlo recordado varias veces en las horas previas a esta celebración, diversas zonas del itinerario no habían sido señalizadas por los responsables municipales. Esto hizo que fueran muchos los coches que quedaron en lugares como la calle San Fernando y el porche de Santa María, dejando azulejos del vía crucis escondidos tras esos vehículos, lo que afeó sobremanera el paso del cortejo y el momento de las oraciones.
Junto de los miembros de la hermandad de los Gitanos, en el cortejo estuvieron las representaciones de las distintas corporaciones religiosas de la localidad, la junta superior del Consejo de Hermandades, fieles, acólitos y el preste, entre otros. El acompañamiento musical lo puso el grupo «De Profundis» que, con sus voces masculinas y sus instrumentos de capilla, solemnizaron aún más el acto.
Este reformado vía crucis ha servido un año más como inicio oficial de la Cuaresma para el conjunto de las cofradías utreranas, siendo el primer gran acto conjunto que cada año organizan por estas fechas en la localidad.