Culmina la restauración de la imagen de San Francisco Javier, que ha sacado a la luz un descubrimiento inesperado

Culmina la restauración de la imagen de San Francisco Javier, que ha sacado a la luz un descubrimiento inesperado

La imagen de San Francisco Javier ha regresado a la parroquia de Santa María de la Mesa, tras la restauración a la que ha sido sometida. Este proyecto, además, ha sacado a la luz una sorpresa inesperada, al descubrirse una inscripción con la firma del autor de esta talla.

El utrerano Sebastián Martínez Zaya se ha encargado de acometer los trabajos realizados en torno a una de las mayores devociones de dicho templo. Durante el proceso, encontró una inscripción que demuestra que la obra salió de las manos de Diego Roldán, el último imaginero de una de las dinastías más importantes para el arte cofrade.

El trabajo ha consistido en actuar sobre la imagen y la cueva que la envuelve

Para añadir más emoción al descubrimiento, el restaurador cuenta que la forma en la que está elaborada la inscripción no es la habitual, ya que parece como si fuera el propio santo el que la escribió, rezando textualmente: «Don Diego de Roldán me hizo en la ciudad de Jerez de la Frontera en 1751». También se ha encontrado en este documento una especie de logotipo del taller de Roldán.

Diego Roldán Serrallonga nació en 1700 y pertenece a una de las sagas de escultores más famosas de la historia, ya que es nieto de Pedro Roldán, sobrino de La Roldana y primo de Pedro Duque de Cornejo. Instaló su taller en de Jerez de la Frontera, por lo que muchas de sus obras se encuentran en Sanlúcar de Barrameda, Lebrija o Rota. Falleció en el año 1760.

«Tradicionalmente, tanto esta imagen como la Piedad de la Quinta Angustia se habían atribuido a Diego de Roldán, pero cuando se hizo la restauración de la Quinta Angustia no apareció ningún tipo de documentación que lo demostrara, algo que sí ha ocurrido con esta imagen. Ha sido un momento muy emocionante», cuenta el escultor, en declaraciones a COPE Utrera (98.1 FM).

Firma de Diego Roldán descubierta en la imagen

La intervención sobre esta imagen se ha desarrollado durante los últimos seis meses, en los que Sebastián Martínez Zaya ha tratado de devolverle la vida a esta obra artística que presentaba importantes problemas, como roturas en los brazos y en los ropajes, así como una completa restauración de la «cueva» que sirve de hogar a San Francisco Javier en Santa María. La imagen ha suscitado mucha devoción en Utrera, por lo que su uso constante, así como la particularidad de estar expuesta en una especie de urna, ha provocado que sufriera daños históricamente al introducirla y sacarla. La parte de la cabeza del santo estaba afectada por un hongo que infecta la madera y muchas de las piezas de la obra estaban completamente rotas.

El trabajo se ha convertido en una aventura apasionante para los amantes del arte, ya que ha deparado varias curiosidades, como el hallazgo de un carboncillo de los que usan los pintores en la boca de la imagen. Además, en el interior de la imagen, cuenta Martínez Zaya que se han hallado «huesos de aceitunas, de melocotones o del fruto de la castaña asiática, algo que podemos entender como un símbolo de algunos de los países en los que estuvo el santo». Y es que San Francisco Javier fue un viajero incansable, considerado el patrón de las misiones, ya que atravesó todo el mundo conocido en su época para enseñar el mensaje de Jesucristo. En esta línea, está también otra de las curiosidades que ha deparado la restauración, ya que «hemos descubierto que la campanilla es de oro, símbolo de la importancia que tenía lo que San Francisco Javier hablaba».

Los trabajos que se han desarrollado en los últimos meses no solo se han centrado en la restauración de la imagen, ya que otro de los objetivos principales del trabajo ha sido devolverle la vida a la simbólica cueva en la que yace la imagen. Cuenta la historia que San Francisco Javier murió en una cueva mientras esperaba para poder entrar en China, por lo que en la cueva figurada que se encuentra en la iglesia de Santa María se representan escenas de la vida del santo así como personas que fueron importantes en su trayectoria. Escenas que estaban deterioradas por el paso del tiempo, que probablemente sean obra de Cristóbal Ramos, y que han sido restauradas por la experta mano de Sebastián Martínez Zaya.

Detalle del rostro del santo, tras la restauración

A lo largo de los últimos siglos, la cueva se había convertido en un lugar repleto de todo tipo de exvotos que los fieles iban dejando al santo, una serie de elementos que ahora se han retirado, han sido catalogados e inventariados y se van a colocar en dos cuadros que se instalarán junto a la imagen. De igual manera se han encontrado flores de plástico de todas las épocas, de las cuales se han limpiado una a una las más antiguas, que están hechas con algodón y se han dejado junto al santo.

De esta manera lo que a priori se presentaba como una simple restauración de una imagen de la que apenas se tenía datos, se ha convertido en un camino lleno de sorpresas que ha concluido con un resultado inesperado que ha servido para conocer un trocito más de la historia de Utrera y de la imaginería.

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