
Aunque para algunas personas pueda pasar desapercibido, una de las imágenes que mayor devoción despierta en la parroquia de Santa María no procesiona ni tiene hermandad. Se trata de San Francisco Javier, que en estos meses de verano ha sido retirado al culto para su restauración.
El taller del utrerano Sebastián Martínez Zaya está encargándose de acometer dichos trabajos sobre una imagen cuyo principal problema es de tipo estructural, al presentar numerosas piezas sueltas. Según ha explicado el propio imaginero a Utrera Digital, la talla «está deteriorada y, a pesar de la gran devoción que despierta, hace tiempo que no se restauraba, aunque al menos se le aprecia una intervención previa».
Según ha comentado, «la imagen no presenta daños por ataques xilófagos, aunque la peana sí». Mientras, en relación a la policromía, se observa «una película de aceite de algún intento de arreglo casero, que la ha oscurecido; aunque lo principal es la suciedad que envuelve a la talla, debido especialmente al contacto de los fieles, lo que se aprecia sobre todo en la túnica, las manos y los pies del santo». Por este motivo, tras la intervención, «llamará la atención de los fieles, porque la policromía estará más clara, lo que se notará en mayor medida en las manos y cara».
Los trabajos no van a quedarse exclusivamente en la propia imagen de San Francisco Javier, sino que también va a actuarse sobre la cueva que la envuelve. Y es que se trata de una talla muy original, al mostrar al santo en el momento de su agonía, frente a otras representaciones de este jesuita, aún en vida. Dicha cueva, realizada en corcho, recoge cuatro representaciones de su vida, y también será llamativo el resultado de la rehabilitación, porque recuperará unos colores más nítidos.
Una vez aprobado el proyecto por parte del Arzobispado, los trabajos están centrándose en el período estival, al ser un tiempo en que descienden las visitas de los fieles a la parroquia. En cualquier caso, quienes acudan a Santa María pueden encontrar una reliquia de este santo jesuita, así como las piezas de orfebrería que habitualmente porta. Está previsto que la talla regrese al templo a comienzos del mes de octubre.
Según ha señalado Zaya, esta imagen data de finales del siglo XVII, siendo de autor anónimo. Se conoce que llegó a la parroquia de Santa María, procedente del antiguo convento de los Jesuitas –actual iglesia de San Francisco-.