
El alba es siempre una metáfora pura que encierra un sueño en la límpida hermosura del primer silencio del día. Antes, incluso, de que lleguen las seis en punto con sinestesias de madrugada y de blanca luz al mismo tiempo. En mi mesa, un folio con unos versos de Ismael Kadaré, que se recitan solos en el incesante mar de la mañana: «El mundo es pequeño: quizás / tus ojos encontrarán / estos versos, / como la gacela al león en la selva /.Y sobre las letras negras / echarás una mirada triste /. Puede ser que tus ojos tiemblen sobre los versos /. ¿Pero los amarillentos versos temblarán bajo tus ojos? /». Habrá, por fin, Gobierno. La pregunta que nadie puede responder es cuánto durará. ¿Cuántos diputados socialistas se mantendrán en la votación de esta tarde en el no? Infame y siniestra la gracia que, a comentarios de Iglesias, hizo Rajoy sobre los sms en la sesión del jueves, donde los intervinientes demostraron que los textos de Cicerón les son ajenos. «La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio», aseveró el gran orador sabiendo que hay palabras que nunca se olvidan. «Me parece fundamentalmente deshonesto y dañino para la integridad intelectual creer en algo solo porque te beneficia y no porque es verdad», dijo Bertrand Russell en la compleja escritura que inscribe su nombre más allá de la literatura, por esas relaciones que la política y la filosofía mantienen cuando vuelve lo que ya no existe.
Muchos son los problemas pendientes. La educación, la universidad, la investigación, el paro, los salarios, la cultura, la empresa, el independentismo… Y otro que aparece, de un tiempo a esta parte, como uno de los que más preocupan a los españoles: el presente y el futuro de las pensiones. No es ningún secreto que la hucha va menguando y, de no cambiar la situación, será en diciembre de 2017 cuando agote sus recursos. Por ello mismo, el nuevo Gobierno tendrá que convocar a todas las fuerzas políticas para buscar la solución correspondiente. Más empleo y mejores sueldos es lo que todos deseamos que ocurra, pero la realidad es bien distinta: se crean puestos de trabajo, mas en condiciones frágiles y con unas retribuciones que poco ayudan a las arcas de la Seguridad Social. Fátima Báñez ha propuesto que la pensión de jubilación, salvo en el caso de los funcionarios, que pertenecen en su mayoría al régimen de clases pasivas, sea compatible con un trabajo. Sin embargo, esta propuesta tiene inconvenientes. Entre ellos, el que puedan cerrar las puertas a los jóvenes que ven pasar los años sin que las ejemplares intenciones de su sabiduría encuentren una satisfacción en el mundo laboral. Otro apartado sobre el que habrá debate es el relacionado con las pensiones de orfandad y viudedad que suponen un coste de 1508 millones de euros al mes. La idea, que se perfila, es integrar esta partida en los presupuestos generales del Estado, lo que contribuiría a aliviar los gastos de la Seguridad Social. El envejecimiento de la población y la natalidad, una de las más bajas del mundo, son aspectos que empeoran el panorama. Las reformas del PSOE en 2011 y del PP en 2013 de poco sirven ya. Todos los partidos reconocen que hay que dialogar, presentar propuestas y analizarlas con rigor con la finalidad de llegar a un acuerdo, que cree confianza y destierre temores y dudas. No debemos olvidar que la pensión de los abuelos está sirviendo para que muchas familias salgan adelante en estos tiempos de precariedad y temporalidad.
Llegar a la cifra de veinte millones de personas trabajando es un reto que el nuevo Gobierno se plantea. Pero, si la innovación, la investigación, la mejora de la enseñanza, el dominio de los idiomas y las nuevas tecnologías, la competitividad y las relaciones entre universidad y empresa no desempeñar una función decisiva en la nueva legislatura, este hecho será el hipérbaton interminable de una sintaxis que nadie sabrá explicar. En este contexto, las pequeñas y medianas empresas resultan poemas de esperanza que hay que caligrafiar con las rimas de aquellos versos que anhelamos. Son muchos los puestos de trabajo que dependen de las mismas, por lo que mimarlas, ampararlas y protegerlas constituye un propósito relevante. «La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes», argumentaba Peter Drucker en esos instantes en los que no sabemos bien si lo imposible puede ser posible.
Manuel Peñalver