
El azul del Mediterráneo es distinto en su belleza y en su hermosura. Por mi ventana entra el resplandor que me hace ver ese color como si fuera una metáfora de Neruda en un verso de Borges, un cuadro de Picasso entre el alba y la noche, una forma de la memoria en un poema de Benedetti o una mirada de Inés Arrimadas, cuando el sol se convierte en sinestesia de la tarde. Dejo en la mesita de noche «El gran Gatsby», la novela de 1925; la obra de F. Scott Fitzgerald. Una incógnita, al principio, un triunfo literario, al final, y siempre, un clásico de la literatura. ¿La mejor novela norteamericana del siglo XX? Así la consideró la editorial «Modern Library» en 1998. Comienza el día, como es costumbre, a las seis en punto de la mañana. Enciendo el portátil y leo la carta, «Aquí no sobra nadie», que la periodista del diario El Mundo de Baleares, Lola Sampedro, escribió hace poco: «Ahora, con los despidos anunciados, este diario entrará directamente en cuidados paliativos. La muerte del periodismo empieza por matar a quienes lo hacen posible. Y en esas están. Aplauden «spotlight», pero se entregan al periodismo de cocción rápida y a lo viral. Vivimos momentos hipócritas. Aplauden «Spotlight» y esperan calidad y rigor informativo, pero se entregan al periodismo de cocción rápida y al contenido viral, que nada tiene que ver con nuestro oficio. Da igual que sea en internet, en papel, en televisión o en radio, las reglas del periodismo siempre han sido las mismas, por más que algunos las hayan olvidado ya».
La crisis en Unidad Editorial no es sino la crónica de una situación que se veía venir. Como informa PR Noticias, la empresa ha planteado el despido de 39 empleados de corporativo y 185 en las redacciones: 58 en El Mundo Madrid, 32 en las delegaciones, lo que supondrá el cierre de Andalucía y País Vasco, y la reducción a la mitad de la plantilla en Baleares. Además, se producirán 24 despidos en Marca, 19 en Radio Marca, 16 en Expansión, 27 en Revistas, 5 en Ediservicios y 4 en Telva. El Grupo ha quedado reducido a 1400 empleados, cuando antes de la crisis tenía 2200. A ello hay que sumar lo que ha sucedido en el grupo Prisa, lo que ocurrió en Vocento y lo que ha pasado en otras empresas. Por si estos hechos no fueran lo suficientemente graves, el mes de marzo ha sido testigo del descenso en difusión y ventas de los diarios nacionales y de los ingresos por publicidad. A todo ello, se une el desinterés por la lectura. En los colegios, en los institutos y en las universidades hay que comenzar, alentada por los equipos directivos, una campaña para favorecer la lectura de los diarios y un compromiso ético con la defensa del periodismo. La sociedad y las instituciones tienen que dar una respuesta a este problema. En el manifiesto de la FAPE, el análisis acaba en una conclusión que a todos nos atañe: «Sin periodistas no hay periodismo. Sin periodismo, no hay democracia». Por alguna razón dijo Bend Bradley que un buen periódico es una nación hablándose a sí misma.
«Creo que un periódico debe convencer al Gobierno de que, si es deshonesto y engaña a la gente, el periódico se va a enterar y lo va a contar», respondía a una pregunta el que fuera director del Washington Post durante 23 años y el padre periodístico de Bob Woodward y Carl Bernstein. Lo mejor de la tradición y la innovación debe constituir el punto de partida de una nueva edad de oro al servicio de los ciudadanos. Un periodismo sin papel o con papel, presente en las redes sociales (Facebook, Twitter o Instagram y otras menores), Youtube y el correo electrónico y preparado para los móviles, con vídeos, textos, datos, gráficos, juegos y animaciones, que seleccione la información y ofrezca al lector y al usuario los mejores productos y narre como Kapuscinski las historias de más interés. Con el Washington Post y el New York Times, como referentes. «La gente mantiene con sus teléfonos una relación mucho más personal de la que nunca mantuvo con los periódicos o con la televisión», señala Stacy-Marie Ishmael, responsable de las aplicaciones de noticias de Buzzfeed.
Con la esperanza de que el siglo XXI sea un siglo de oro para el periodismo, vuelvo a la relectura de la novela de Scott Fitzgerald. Los artículos de Jabois, la velocidad de Bale y el golazo de Saúl han hecho posible que los epítetos vuelvan otra vez a la vida real. Irene Lozano y Carmen Chacón no van en las listas. El paro crece. El 26-J ya no será una metáfora. Ni siquiera, un balón en el poste.