
El canto a las Glorias de María ha vuelto a resonar en un templo de Utrera. Tras varios años celebrándose en el teatro, en esta ocasión ha cambiado de escenario para tener lugar en la preciosa capilla Nuestra Señora de los Dolores. En esta iglesia de las Hermanas de la Cruz, junto al Arco de la Villa, ha podido escucharse el pregón que organiza el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, que en esta ocasión ha estado a cargo de Juan José Pardillo.
Con una exaltación a Utrera y a la Virgen de Consolación comenzaba un texto que estuvo salpicado de vivencias personales, especialmente en torno a algunas de las advocaciones marianas que existen en la ciudad. Lo hizo después de poner en valor la figura de la Virgen. «Cuánto nos cuesta decir ‘sí’. María, en cambio, lo tuvo claro: ‘He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra’. Un sí rotundo, Ella hizo lo que tenía que hacer. ¡Cuánto hay que aprender!», comentó.
Pardillo dijo que en San Juan Bosco fue en quien primero pensó y a quien se encomendó ante este pregón. Y precisamente el espíritu salesiano estuvo presente a lo largo de su exaltación.
Comenzó hablando de la Virgen de Fátima, recordando sus orígenes y los comienzos de la hermandad de Utrera en torno a unas misiones populares. Mientras, en cuanto a la Virgen del Rocío, se refirió a sus vivencias de niño viendo llegar la carreta con el simpecado utrerano.
A lo largo de los 61 minutos durante los que se prolongó su intervención, también se detuvo a recordar advocaciones marianas que están presentes en distintos templos de la ciudad: Veredas, Mesa, Pastora, Rosario, Carmen, Dulce Nombre, Socorro y Merced.
Uno de los capítulos especiales de su intervención llegó al hablar de la Virgen de Consolación. Recordó el milagro de la lámpara de aceite, hizo referencia a la importancia histórica de la patrona utrerana, a su devoción,… y le dedicó uno de los poemas más aplaudidos por el público que llenó la iglesia.
La figura de María Auxiliadora ha marcado la vida de Pardillo, por lo que la Virgen de Don Bosco contó igualmente con un apartado muy especial en su pregón. Se remontó a la llegada de los Salesianos a Utrera para avanzar por un recorrido en el que puso de manifiesto sus vivencias en este colegio utrerano, así como en el de las Salesianas, donde actualmente trabaja.
El tramo final de su texto tuvo como base el famoso «Utrera tiene que tiene» de José María Pemán, cuyos modificados versos le sirvieron para repasar todas las advocaciones marianas de la ciudad, así como la propia historia de Utrera.
El encargado de presentar al pregonero fue Carlos Naranjo, compañero de trabajo de Pardillo. Él comenzó con una oración a Sor Eusebia, una importante figura de las Salesianas «de la que nuestro pregonero es devotísimo». Los 11 minutos y medio que empleó le sirvieron para repasar la vida personal y cofrade del pregonero, a quien quiso darle «un último consejo: reza y confía en María, ábrele tu corazón».
La Asociación Musical Utrerana fue la encargada de acompañar este acto, interpretando las marchas «Triana de Esperanza» y «Encarnación Coronada», elegidas por Pardillo; así como el himno de España.
La bandera de la hermandad del Rocío de Utrera estuvo presente en esta convocatoria en la que también se presentó el cartel anunciador del «Mayo Mariano». Se trata de una pintura de Candi Romero, natural de La Puebla del Río, quien reconoció que «el encargo me causó pánico al principio, que posteriormente se transformó en el respeto más absoluto. Lo he hecho con toda mi dedicación». El anuncio recoge el rostro de la Virgen de Consolación y del Niño Jesús, bajo quienes se observa la medalla de la utrerana hermandad del Rocío. Completa el cuadro la fachada del santuario de Consolación, cuyo reflejo se convierte en la ermita del Rocío.