
Recuerdo cuando de pequeño escribía pequeñas historias futuristas y las situaba en los años 2015-2016. Para mí eran fechas que sonaban a ciencia ficción, pero el tiempo pasa y esas fechas ya son presente.
El nuevo año literario se estrena con el Premio Nadal, que se falla como cada año el 6 de enero. Soy bastante escéptico respecto a los premios literarios, al menos en lo referente a los premios más importantes; creo que existen demasiados intereses que les hacen perder credibilidad. No obstante, a veces aciertan y premian libros que la inmensa mayoría de los lectores aprueban. Estaremos atentos al fallo.
Este año se cumple el IV Centenario del fallecimiento de dos de los grandes autores de la Literatura Universal, Miguel de Cervantes y William Shakespeare. La leyenda urbana (ese es el motivo por el que se celebra el Día del Libro en esa fecha) sitúa la muerte de ambos el mismo día: 23 de abril de 1616.
Así es la Historia; se dan por buenos datos erróneos que a fuerza de ser repetidos pasan al inconsciente colectivo de todos. Ya lo decía el asesino nazi Joseph Goebbels: una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad. Esto podemos comprobarlo a diario, a todos los niveles.
En el caso que nos ocupa, la verdad es que ni Cervantes ni Shakespeare fallecieron el 23 de abril de 1616. Cervantes falleció el 22 y fue enterrado el 23, mientras que Shakespeare sí murió el 23 de abril… por el calendario juliano, por lo que en realidad su muerte se produjo el 3 de mayo de 1616.
Sea como fuere, debemos estar preparados para la avalancha de actividades que a buen seguro se prepararán para celebrar la efeméride del manco de Lepanto y del bardo de Stratford (apodos que también se podrían matizar, por cierto). Por mi parte, solo puedo (y quiero) pedir una cosa: hagamos posible entre todos que 2016 sea más literario que el año pasado y preparémonos para lograr que 2017 lo sea aún más. Queda mucho por hacer y el camino es difícil, como hemos podido comprobar desde el mismo día de año nuevo con la terrible noticia del más que posible cierre de una librería histórica, relacionada además con uno de los dos autores citados: la Librería Cervantes de Salamanca. Su situación será el eje central de una próxima columna; espero que lleguen buenas noticias en las semanas venideras y se pueda evitar su cierre.