
La familia Tirado Téllez vive en la plaza Lope de Vega, justo al lado del colegio público Al-Andalus. Sin embargo, la pequeña Dolores Consolación lleva cuatro años siendo obligada a desplazarse hasta La Fontanilla, un centro educativo que dista cuatro kilómetros de su domicilio.
La historia se remonta al curso 2012-2013, cuando llegan a Utrera los padres de esta niña que está a punto de cumplir seis años de edad. María es natural de Alcalá de Guadaíra y Manuel de Los Palacios y Villafranca, estando empadronados en su vivienda actual desde octubre de 2012. La madre es trabajadora autónoma con una frutería en la plaza de la Trianilla, y su padre está trabajando en dicha tienda contratado por cuenta ajena. Desde el 10 de septiembre el hombre está sólo, ya que su mujer está dada de baja por enfermedad, esperando dar a luz a su segunda hija en breve.
Pese a solicitar su escolarización en el Al-Andalus, sistemáticamente ha tenido que estudiar en el colegio de La Fontanilla, y todo ello pese a solicitar año tras año plaza en el centro situado junto a su casa. Sin embargo, la delegación provincial de Educación de la Junta de Andalucía alega falta de plazas de vacantes para aceptarla.
Para el recién estrenado curso volvieron a solicitar plaza, ya en primero de Educación Primaria, obteniendo 16 puntos en la baremación. Sin embargo, quedó fuera como única solicitud no admitida para acceder a dicho curso, con dos líneas, de 26 y 25 plazas, recibiendo como respuesta que «la ratio está en 25», según han señalado los afectados. Ni siquiera sirvió un recurso ante la delegación provincial de Educación, en el que la familia solicitó una plaza de forma prioritaria en el colegio Al-Andalus y de forma preferente en Álvarez Quintero, situado a unos 250 metros.
Los afectados han explicado que, a día de hoy, la niña no ha podido inicial el curso escolar, ya que el mismo día del inicio de las clases su madre cayó enferma y se encuentra de baja laboral, habiendo faltado ya dos semanas consecutivas a clases, cuando nunca antes había faltado ni un solo día. Desde ese momento, y teniendo en cuenta la imposibilidad material de poder asistir a la escuela asignada, han vuelto a solicitar nuevamente plaza ahora en el procedimiento extraordinario, para poder conciliar la vida familiar y laboral de sus padres, en especial de su madre, trabajadora autónoma.
Dolores Consolación ha está yendo a clase porque su familia «no puede llevar a su hija a un colegio a cuatro kilómetros de distancia, requiriéndose medios de transporte». Los implicados han señalado que el padre se levanta de madrugada para comprar en Mercasevilla y poder abrir la frutería como único sustento de la familia, y su madre no puede ni siquiera andar sin apoyo familiar, esperando el nacimiento su segunda hija. Además, avisan de que cuando se produzca el alumbramiento, será más complejo conciliar la vida familiar y laboral en caso de no poder tener a su hija en alguno de los centros solicitados.
El caso ya está en conocimiento de la edil de Educación y del alcalde, que han mostrado su apoyo. En caso de que siga sin resolverse pésela recurso, sólo quedaría acudir a la vía contenciosa e iniciar la oportuna acción judicial. Además, al no acudir la niña a clase, podría intervenir la Fiscalía de Menores, aunque la familia anuncia que pedirá entonces responsabilidades a la Junta de Andalucía, teniendo en cuenta también «la falta de respuesta, indeterminación de los plazos, falta de cercanía y sensibilidad ante un problema de fácil solución, como sería la ampliación de la ratio a una plaza e igualar en número en las dos líneas de primero de Primaria, es decir, 26 y 26».