
El curso escolar ha comenzado esta semana, y con él llega el regreso de los niños a las clases. Sin embargo, un nuevo año, hay más de un centenar de chavales que tendrán que acudir a las aulas prefabricadas –las «caracolas»- que están instaladas en La Mulata.
Éste es ya el tercer curso en que dichas instalaciones se encuentran en el solar que debería contar con el nuevo centro educativo. En su lugar, lo único que existe por el momento es una parcela baldía y esas aulas temporales a las que tienen que acudir cada día parte de los alumnos del colegio Al-Andalus.
Hace unas fechas se anunciaba nuevamente la intención de la Junta de Andalucía de que el nuevo edificio abriera sus puertas en septiembre de 2016, por lo que apenas queda un año para redactar el proyecto, licitarlo, adjudicar la obra y ejecutar los trabajos. De ser cierto, éste será el último curso en las tan protestadas «caracolas» por parte de los padres afectados.
Utrera espera desde hace casi una década que el gobierno andaluz acometa la construcción de este nuevo centro educativo, para el que en un principio el Ayuntamiento ofreció a la Junta sendas parcelas en las zonas de los Ruedos de Consolación y Naranjal de Castillo. Ambas fueron rechazadas por la consejería de Educación, optando por la situada en La Mulata. De este proyecto lleva años hablándose, sin que la administración regional haya hecho nada por solucionar el problema, lo que incluso viene provocando la falta de plazas escolares de la ciudad.
En el curso 2013-2014 se materializaba la inoperancia de la Junta, ya que dicha falta de plazas escolares en el tramo de Educación Infantil, sobre todo en el colegio Al-Andalus, provocaba la llegada de las «caracolas», instalaciones que en un principio presentaban un amplio número de deficiencias que, poco a poco, se fueron subsanando. Por ello se constituía en Utrera una plataforma bajo el nombre «Familias Afectadas por la Falta de Plazas Escolares» (Fafpe), que inició una serie de movilizaciones para pedir un colegio digno, aunque se ha terminado disolviendo.
En el solar del barrio de La Mulata hay cuatro caracolas, que dependen directamente del colegio Al-Andalus y que están destinadas al tramo de Infantil. Con el objetivo de solventar este problema, recientemente ha tenido lugar una reunión con la viceconsejera de Educación de la Junta de Andalucía, Elena Marín, donde han acudido el alcalde de Utrera, José María Villalobos (PSOE); y la edil de Educación del Ayuntamiento utrerano, Violeta Fernández (PSOE). Después de mucho tiempo en el que solo se ha hablado de promesas sin materializar, en esta reunión la Junta de Andalucía se ha comprometido a inaugurar el nuevo colegio en el curso 2016-2017. Además también se comunicaba que el nuevo centro escolar contará con tres líneas, en lugar de las dos que estaban previstas inicialmente, una decisión que busca evitar que en un futuro vuelva a haber problemas de escasez de plazas.
En cualquier caso después de tantos años esperando la construcción de este centro educativo, hay afectados que no ven claro todavía que este sea el último curso en el que estén los pequeños en las «caracolas». Es el caso de Miguel Ángel Navarro, un padre que desde el principio ha peleado por la construcción del nuevo colegio y quien desconfía del anuncio de la Junta de Andalucía, asegurando que «en 12 meses no se construye un colegio. Pido a nuestros políticos que demuestren esta promesa con papeles, enseñándonos el proyecto y el presupuesto. El coste del nuevo colegio es de aproximadamente 3,5 millones de euros y ese dinero no se presupuesta de la noche a la mañana».
Así, el olor de los lápices y cuadernos nuevos que llevan los más pequeños a su primer día de clase llega de una manera distinta a estos más de 100 niños, a los que como mínimo les queda un curso más en estas «caracolas» que, lógicamente, no cuentan con los mismos servicios que el resto de colegios de Utrera. Se trata de una situación que se suponía que iba a ser provisional, pero que ya acaba de estrenar su tercer curso.