
Cuando José Montoro mira hacia atrás, buceando en los recuerdos de su infancia, rápidamente le viene a la mente la imagen de Don Cristóbal, el párroco de la iglesia sentado a horcajadas sobre una silla en el porche de Santa María observando la vida pasar. Es el barrio que le vio nacer, calles que afortunadamente apenas han sufrido el paso del tiempo y se mantienen inalterables.
Toda esta zona se convertía en su patio de juegos, y recuerda con especial cariño las noches en las que se tumbaba a los pies de la torre de la iglesia, mientras un vecino del barrio le contaba a él y a otros niños del vecindario historias que tenían que ver con los planetas, las estrellas y el universo, en muchos casos inventadas. Historias que le hacían a este niño soñar con la imaginación.
Tras finalizar sus estudios universitarios comienza a preparar las oposiciones de notaría, convirtiéndose con sólo 25 años en el notario más joven de toda España. Una vez que comenzó su carrera profesional, fue pasando por diferentes destinos como Carcabuey, Peñarroya-Pueblo Nuevo, Estepa, Morón de la Frontera, Lebrija, Algeciras, Utrera y finalmente Sevilla. «Los notarios podríamos ser mucho más útiles a la sociedad de lo que somos actualmente. Podríamos llevar a cabo muchas tareas que hoy en día dependen de los juzgados de una manera mucha más cómoda y rápida. Por ejemplo, en la mayoría de los países los notarios pueden casar y divorciar sin ningún tipo de problema en muchos casos, en España no», comenta.
En los últimos meses la vida diaria de José Montoro ha aumentado de manera considerable su actividad, ya que en la actualidad ocupa el cargo de vicepresidente del Real Betis Balompié. En los últimos años había mantenido un estrecho contacto con las diferentes directivas, e incluso le habían ofrecido en varias ocasiones formar parte del organigrama directivo del club, pero declinó la oferta en varias ocasiones.
El pasado mes de noviembre tomaba posesión del cargo de vicepresidente, en un momento complicado para la entidad verdiblanca. «El Betis se hundía de manera miserable, por lo que cuando me ofrecieron el cargo quise resistirme en un principio, pero finalmente no pude. En los primeros momentos fue todo muy duro, pero poco a poco ha ido mejorando la situación», explica Montoro, a quien su amor a la entidad hispalense le ha hecho dar este importante paso.
Ahora, enfrascado en las múltiples tareas que conlleva la gestión de un club de estas características, a Montoro no le queda mucho tiempo para atender algunas de sus más importantes aficiones, como es la lectura y el cine.